El olvido y la desafección tienen mucho de Veterano. Vadear el infierno es proeza de alcohólicos.
Es difícil resistir el suplicio de los fines de año sin beber, sin buscar morir bebiendo, sin adormecer las heridas del paso del tiempo con alcohol.
Aquella noche, él, eligió Veterano, un coñac muy español, muy patrio. Las traiciones son menos amargas ahogadas en la barra de un bar, sofocadas sobre el mármol macael, en la intrascendencia de las conversaciones banales, en el punto muerto que es prodigarse, entre los que sabes que no te van a entender.
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