Me arruino el día, al rememorar el olor de mi escuela de EGB, sintiendo el odio de los patanes en el patio, sintiendo como me anegaban sus desprecios.
Cierro los ojos y veo florecer los cerezos, no hay barreras para quien encarcelado se siente libre.
Todo es nostalgia en la cárcel de este confinamiento.
Corzos abatidos.
Infierno de lanzas.
Veo que su confinamiento se expresa a bocajarro en este blog, ya de por sí, aislado de antemano, de todo lo corriente y adocenado. Pero yo soy fan acérrimo de los monstruos imaginarios. Y su monstruo me cae bien; supongo que le resulta familiar y encantador a mi coleóptera inclinación por todo lo que sea remover la mierda de lo humano. Así que gracias por la encomiable labor de hacer ese trabajo sucio, con sus minuciosas garras de artesano…, y por no arruinar mis expectativas.
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