Uno no es como es, uno es como se recuerda. Nunca somos una instantánea, somos una superposición de fragmentos vividos, de flashazos, de surcos existentes e inexistentes. Somos en nuestra mente todo lo que hemos perdido y ya nunca volverá. El fracaso siempre está referenciado, nos medimos tanto, que arruinamos nuestra felicidad, midiéndonos.
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