No sé interpretar mis sueños.
No sé dominar el viento,
que en el infierno de mis pesadillas,
me lanza contra los escollos de tu desamor.
Espero en la puerta de la vigilia,
como virgen necia, sin aceite y sin previsión.
Sueño desesperanzas, persigo una quimera.
Ruego a los cataclismos,
que fulminen este duermevela de desazón.
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