a los jergones
en los que se revuelca.
Se impregna el alma
de la miseria abyecta
de los cuerpos
con los que uno yace.
Muere la virginidad
en los brazos
de los sapos
que nunca serán príncipes.
Nos atropellan las caricias.
El manoseo maltrata y rae
el oropel de la tersura.
Surcos en los que
se deposita el polvo.
Brumas de invierno
que orinan lo cándido y bello.
Magnífico el texto y la ilustración me encanta. Enhorabuena, saludos.
ResponderEliminarGracias Inma, y un saludo. Feliz Año Nuevo.
Eliminar