viernes, 9 de abril de 2021

Borbotones de nostalgia


Los recuerdos 
son borbotones de nostalgia, 
sangre en blanco y negro.
Decepción, 
laguna Estigia, 
en la que se pierde el barquero.
Se pierde y nos enreda 
en la marea infecta 
del pequeño cauce 
que nos separa del salvífico averno.
Se deshilvana lo cotidiano, ese sencillo nudo que nos ata a puerto.
Se desatan las mareas de la infelicidad 
y perdidos abrazamos escollos 
que laceran nuestro cuerpo.
Acicalados e impecables.
Teatrales y divinos, 
interpretamos, distantes, entre artificio, 
el fatídico rol 
que es fingir 
esa fortaleza inexistente 
que creemos que nos libra 
de ser vulnerables.
Pero en el fondo, 
entre las cenizas 
de los rescoldos de la pasión 
que ya se ha ido, 
deseamos morir, 
desvanecernos, 
evaporarnos 
como los charcos 
de las tormentas de verano, 
de esos veranos de sol y risas, 
en los que ahogamos el sofocante deseo, 
el deseo urgente, 
fácil, 
ese que sabemos 
que vamos a olvidar.
Desamor y muerte, 
hermanas siamesas.
Hombres solos, 
forzados a una soledad maldita, 
forzados a vivir entre mil brazos, 
que no desean abrazarnos. 
Humanidad, selva, infierno.
Y tras tanto desear morir, la muerte llega, y nos sorprende con su casuística, con su socarrona inoportunidad. Llega y nos abraza gélida, álgida, brutal.

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