Prendió el cigarrillo y aspiro como si quisiera consumirlo de una sola calada. Estaba anegado de nuevo por aquella insana ansiedad que lo poseía y destrozaba desde que comenzó a amar a Fran. En su cabeza resonaba la canción "Hay amores que matan" y él, sin fuerzas, se dejaba morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario