a la vida
tras la saeta
del querubín ladrón.
Sin amor
somos un molino
sin agua.
Las vidas irreprochables
no han sido vividas.
Sólo viven
los que se desmoronan
y recomponen
tras las mil contradicciones
que se padecen
al ser traspasados
por el dardo mortal
del niño arquero,
Sólo saben
de sabores,
de colores
y de frescor,
los molinos
al lado
de los arroyuelos.
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