en la temeridad
que en la tibieza.
Son los días vacíos
lo que anegan el alma.
No hay peor cárcel
que la del comedimiento.
Llamadme loco,
porque soy un loco,
que ha decidido vivir.
No hay mayor placer
que el de incendiar naves,
que el de cerrar puertas
y atravesar estancias
donde uno es odiado
y temido a partes iguales.
Llamadme loco,
porque soy un loco
que ha fracasado,
triunfado y vivido.
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