tus desprecios.
Siento placer
al nadar en el mar
de tu ira.
Ya nada me turba,
ya nada de tu zahinidad
me espanta.
Al cielo pedí calma
y se esfumo la tormenta.
Ya nada siento
ante el erial
de tu desdicha.
Ya no pretendo
redimirte de tu desgracia.
El tesón
todo lo logra,
tu toxicidad
ya nada alcanza.
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