nterregnos,, tenéis que aprender a decir adiós, a dejar marchar. Yo ya soy un zeppelin, que quiere partir, abandonar este aturdimiento de afectos, y ver desde las alturas la escorrentía, el barranco rápido y atroz de mi corta vida, adiós, desde la infinita presencia, desde la vida nueva, desde el universo intimo de vuestros recuerdos, soy feliz y me quiero marchar, dadme el ultimo beso que quiero ya entrar en la gloria.
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