Cartilaginoso se ha vuelto el aire que me envuelve.
Costra que me agarrota.
Coraza que me inmoviliza y nada me defiende.
Mar de ballenas de odio.
Voces altisonantes en el silencio sin canes de mi casa.
Vertiginosos virajes que me atontan en la velocidad de estas repentinas curvas.
Acoso, más que acoso en este indebido estado de soledad.
El odio mece la cuna de mis ángeles con satánica violencia.
Ventarrón de injurias.
Alma mía recobra tu calma que mañana ganaras la nada provisional batalla.
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