Cercena la mano del necio la rama florida del culto y arado.
Caótico sino de maledicentes.
Bocas de sal.
Bocas que salan las dulces obras, los efímeros logros.
Torres de escarnios en los llanos abiertos a los vientos de furias.
Bocados de rabia.
Silencios de ruidos.
Mamones que arruinan abnegadas madres.
Bravo mar de sargazos.
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