Zorras de colores chillones que dormitáis saciadas en sillones de scai.
Que suerte ser torpes como cerrojos y gordas como cochinos.
Suerte de no tener conciencia que os impida poder descansar.
Asesinas de ángeles, gorriones y camelias.
¿Que pecados tengo que purgar? Ya que Dios vuestras guaridas coloco a la puerta de mi casa.
Yo en pura vela y vosotras tras tanto crimen sin ningún desvelo.
Dónde esta el confín para hacia el ahora mismo huir.
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