Recorro con mis yemas los heridos labios.
Labios silenciados en la queja.
Labios de besos forzados en la anulación.
Recorre la caricia las palabras de rocío de otoño.
Las hojas escritas y encerradas en el cajón del olvido.
A quien contar desgracias, si nadie quiere oírlas.
Las primeras lluvias queman los labios.
Los primeros frío hielan los besos.
Los primeros segundos uno se revela, pero luego se rinde al ritual macabro.
Jadeos que ocultan el dolor, gestos que enmascaran gestos.
Acarician mis yemas los labios par sanar las grietas del corazón.
Amores que venden cuerpos.
Cuerpos vendidos por amor.
Caridad para los labios besados por la traición.
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