El orgullo es bueno, pero si es excesivo colapsa.
Nada de solemne tiene el delito.
Nada de elevado el delincuente.
Uno decide cuando intervenir.
Siendo consciente de que el retraso obliga a cada vez más alto amputar.
Hay territorios que a pesar de las reticencias tienen y deben ser atravesados.
Duele perder un miembro, pero duele mucho más perderlos a todos.
No es el territorio, es la gangrena que habita en él.
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