De sapos con muy mala baba están llenos los caminos.
De sapos que escupen bilis a los que los superan.
Damas bobas, amigas de la taxidermia y el estilismo catastrófico.
Eso si sin la clase de la Duquesa.
Algunos más que escribir esputan palabras ensalivadas en papos de ramera.
Ensalivadas en la envidia y en el poso de los limos del fracaso.
Enharinadas maldades vertidas con la falsaria patina de la conmiseración y el comunismo.
Civilas renegadas, abandonadas al títere de farmacia y recocinadas en angileptoles para la prehistórica regla.
Con que facilidad cacarea, la amiga de las ricas en cuartos, pero ricas de etiqueta sociolista.
Patibularias tejedoras de calceta, y vulgares mujerzuelas que con sus cestas de nabos, prestas acuden a diario a la plaza de los escarnios.
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