Es durísimo sentir como desean mi muerte.
Como la confabulación de plantas rastreras quiere asfixiar el ebano de macasar de mi valía.
Creen en el número poder, pero no podrán.
Aun siendo un erguido esqueleto, sobre mi no treparán.
Mis albaceas impedirán tras mi muerte tal osadía.
El espectro de mis letras recordará, in aetérnum el rencor del raso valle.
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