jueves, 19 de noviembre de 2015

El peso de tu diligencia

Se fue el aliento de tu boca de fresa.
Apago el viento tu fuego. 
El flamígero berilo de tu mandorla.
Se marcharon los segundos del reloj de tu pecho.
De la jaula de alambre que ha perdido su trino.
Fue la prisa del que siempre llega tarde.
Del impaciente que nada disfruta.
Del veloz que toda su arena siempre pierde.
Te aprisiono el acero, el peso de tu diligencia.
¿Quien recogerá tu cosecha? Tu bello trigo.
Miles de flores mueren contigo.
Son los recuerdos que claudican.
Son las caricias de los que ya no sentirán tus besos.
Bailará contigo la del polisón de nardos.
Bailará contigo en el campo yermo de las magarzas.

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