jueves, 26 de enero de 2017
Tita Cervera, la Baronesa Pop
Con mucha frecuencia no somos regios por haber nacido en una alta cuna. Nacer tiene mucho de corriente, pero nuestras destrezas obran prodigios extraordinarios. Y esa es la estela de fulgurante cometa que es Carmen Cervera Fernández de la Guerra, Tita como todos la conocen. Todos la conocen y reconocer, porque sobran motivos para reconocer en ella talentos y motivos para aplaudir sus virtudes.
Tita, la Baronesa Thyssen-Bornemisza, es pieza clave en la existencia de la milla del arte en Madrid. Tita es arte, siempre Carmen fue pieza bella y cara, pieza cultivada desde su cuna, para que luciera con sus más bellos orientes, luciera y tuviera el sitio preeminente que merecía tan bella y alta dama.
Tita fue miss, bella entre las más bellas, chisporroteante estrella que encandiló a Tarzán.
Tita, dulce Tita, que alegró la grisácea vida de los espectadores de sus películas, les alegró con su piel dorada y perfecta, con esos primeros desnudos cándidos e ingenuos de nuestro cine, que no respondían a ninguna exigencia del guión.
Demasiada Tita, para esta España nuestra tan cainita y mojigata, para esta patria que desdora a la crisoelefantina Tita. Si fuera por mi serias Archiduquesa del Arte, de todos los artes, de los más elevados y los más mundanos, porque sólo una mujer tan grande y regia que ha dominado y domina tanto, tiene la obstinación de ser querida y valorada, en su desagradecida tierra.
Pues debe saber usted, Baronesa, que Cáceres y sur artistas la quieren y por eso, porque sinceramente usted lo merece, Cáceres la dora y adora, y la lleva al lienzo, a ese soporte en el que están pintadas muchas de las grandes obras que usted posee. La lleva al arte, porque no sólo es usted una Grande de España, sino que ahora será nuestra cercana y estelar musa.
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