Las reses perfectas son bellisimas.
Reses marcadas con el hierro de lo hermoso.
Nombradas por su brillante talla.
Gemas raras en un mundo aborregado.
Pulidos cantos de suavidad y destellos.
Apetecibles premios.
La belleza no gana la guerra.
Pero es rapiñada si se pierde.
Y disfruta, si todo se confabula, el botín del éxito.
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