El mundo nos desgasta, nos erosiona, nos opaca.
Perdemos consistencia y caminamos hacia la evanescencia.
Surcos de labriego mercar.
Orientes cuajados de maculas.
El tiempo tortura el fruto de la abnegación.
El tiempo desmerece proezas.
El tiempo ladrón de segundos, que no son, ni arena en la inmensidad.
Perdidos en las entrañas del cosmo.
Rendidos en los confines del orbe.
Vestidos de alcurnia, paseamos los logros, que el desierto engullirá.
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