Todo está zonado, todo tiene su casilla, todo tiene su nicho en la cadena trófica.
Marcados por lo que devoramos, marcados por quien nos devora.
Por los delitos que silenciamos, por los delitos que nos silencian, por los silencios que amparan el lucrativo delito.
Forzados ermitaños, cavernas desde las que vemos cómo desfilan las sombras.
Somos la percepción que atisbamos desde nuestras tribunas.
Somos sesgo, visión sesgada, afectos, filias y fobias.
Escorados por natura, tildados por contexto, desinformados por el sesgo.
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