jueves, 27 de agosto de 2020
lunes, 24 de agosto de 2020
Una piedra azul de Portugal
Pensamos neciamente,
que con el alcohol podemos apagar los incendios del alma.
Y no es así,
sólo avivanos más la pira del infierno,
que es sufrir porque alguien ya no nos ama.
Quiero una piedra azul de Portugal.
Quiero un beso de amante.
Quiero que un tizón de pasión
abrase mi frente.
Quiero la furia del viento,
de tu inflamado aliento,
tras el galopar demente
de tu irrefrenable sed de mi.
Quiero que me digan,
yo me muero
si te apartas tú de mi.
viernes, 21 de agosto de 2020
Agotador
Si morir fuera desvanecerse,
ya habría muerto.
Si morir fuera fácil,
ya estaría muerto.
Morir es avieso,
es difícil trance.
Morir sedado
en el postrimero momento
es fácil.
No es fácil morir,
para dejar de sufrir,
en plena y sublime floración.
Que no es morir,
sino dejar de vivir,
porque malvivir
sin ser amado
es agotador.
Muy poco espacio
Los Dioses guardan muy poco espacio para los mortales, para esa ralea que muere y se desvanece, para los insensatos que seguimos sus ingratos dictados, que no nos hacen felices.
Irsia Carolain Sprimbol
Estrella de nácar
Estrella de nácar,
déjame ser bueno.
Dejame dormir eternamente
sin sentir el dolor del olvido.
Si tu no suspiras por mi
qué sentido tiene que yo malviva.
Resuena en mi cabeza tu no
y sólo por no sentir,
ese tormento perenne,
ya no quiero seguir respirando
un aire que tu no exhalas.
Estrella de nácar,
niégame, el volverme a encontrar
con el artífice de mi locura.
Que hermoso es morirse siendo querido.
Que maldito es morir con una virginidad forzada
por el desprecio de un indecente
que no valora la furia que inflama las velas
de una nave que si no te siente
es sólo brava desdicha.
Me olvide de vivir
Fue el destino quien decidió que yo fuera distinto.
Fue el destino quien decidió que todo me atormentara.
Yo jamás elegí vivir para interferir en la trayectoria de las vidas de otros.
Viviré hasta que me muera con el tormento de acicalar trayectorias ajenas.
Viviré con el tormento de querer sin ser querido.
Viviré con la tormenta perenne
de empaparme con todas las desgracias ajenas.
Fue el destino el que me tildo
con la locura que es ver diablos,
zahínos seres que destrozan belleza,
Nunca fui yo, quien se allanó a esta cárcel
que es sentir la desgracia ajena.
Si resbalara
Si un rayo,
me llamara al Olimpo,
si resbalara en la nieve.
Si el destino destrozara,
mi cabeza.
Si el tormento de pensar,
se parara.
Mil vueltas
Yo antes por verte daba 100 vueltas
y hoy por no verte doy 400ª.
Sigo teniendo la mano
en la indómita bravura
que no calma la cordura
de mi pensamiento.
Desear es morir
en frases muy cortas,
muy, muy cortas,
en la falta de ingenio
que brida
desear sólo por fornicio,
por la brava locura
de la entrepierna.
Me puede, la niebla de la furia.
Me puede, el desorden de tu soberbia tersura.
Nada, ni nadie, puede con esta locura
que es dar 1000 vueltas
porque estoy perdido
en tu púbica negrura.
Husmean
Husmean mis perros,
los olores extraños
que porta mi cuerpo
y que yo insensato arrastró
al lecho que comparto con ellos.
Lento
Por qué morir es tan lento.
Por qué vivir es tan angustiante.
No sé calmar la ira de mis infinitos días.
No sé rendir el desasosiego de este infierno de paz ficticia.
Cada vez sé menos,
cada vez me atormento más.
Días enormes de jornadas infinitas.
Pensar no tiene pausa.
Decir la verdad es un maldito defecto.
Encajo los golpes,
de esta suerte consentida.
De esta partida perdida,
porque no se dejar de amar.
miércoles, 19 de agosto de 2020
Dipsomanía
Yo temo a muy pocas cosas.
Pero si realmente temo a algo,
es a abandonarme a la suerte del áspero trago.
Rendirme al dulzor maldito del alcohol,
a ese remostoso almíbar que todo lo puede
y que hace, que todo lo tragues.
Soy devaneo perenne.
Soy barullo.
Soy insomne perturbado,
que todo lo disecciona y analiza.
Oda a la muerte de Míster Henry Purcell
Me emborracha la perniciosa música,
de la Oda a la muerte de Míster Henry Purcell.
Deseo morir,
eligiendo el escenario,
la partitura,
el ritmo.
La ira no habita en los días fáciles.
Sobrevivir es proeza de necio.
Medimos el tiempo con parámetros yermos.
Sólo la bruma del imaginado incienso,
calma la desdicha de mis pensamientos.
Morir es simple,
pero morir sin surco,
no tiene mérito.
Corcel
Busco ser odiado,
como quien busca un tesoro.
Busco la fatalidad de la envidia.
Busco la mirada aviesa del mediocre,
y retratar su supina vulgaridad
sin articular palabra.
Parco y excelso,
sencillo y aparatoso.
Son ruina altiva
que aún sepultada codiciarán.
Muero a solas
en los días enormes,
en los soles abrasadores
de los agostos de títeres.
Soy cancer en el tuétano de la mentira.
Soy incómoda china
en el caminar erguido y acicalado de la calumnia.
Soy lagrima perenne en la mirada desolada,
lagrima que la brisa evapora y nadie ve.
El infierno,
habita en la caricia del próximo,
en el zarpazo del afecto,
en el castrante deber.
No hay peor cadena,
que la de la sangre,
el vínculo horrible que es amar.
Exhalar bruma
Me encanta la bruma.
Ese filtro natural que hace menos abrupta la realidad.
Que suaviza el filo de la cortante y miserable realidad.
No soy tibio, manso cabestro.
No sé ahormarme a este zahino mundo.
Soy Can Cerbero sin laguna Estigia.
Soy insolente soldado de la verdad, sin filtros, sin tamices.
Soy narcisista perverso.
Soy fatalidad, mi fatalidad.
Me encanta la bruma.
Esa niebla que almibara miserias, que endulza amarguras.
Me encanta la bruma que exhalan mis pulmones.
lunes, 17 de agosto de 2020
Ya
Es tiempo ya
de dar nuevas oportunidades.
Tiempo, de enterrar el miedo.
Tiempo, de desterrar el luto.
De dejar pasar al que la fortuna nos desvelará
como fiel,
o como nuevo traidor.
de dar nuevas oportunidades.
Tiempo, de enterrar el miedo.
Tiempo, de desterrar el luto.
De dejar pasar al que la fortuna nos desvelará
como fiel,
o como nuevo traidor.
viernes, 14 de agosto de 2020
Medea del Monte Hermoso
Medea del Monte Olimpo.
De los pájaros ojos libadores de intimas caricias.
Medea del Monte Hermoso.
De las torres altivas que vigilan el llano.
De las manos llenas de hilos de oro.
Dama de los peces que veloces surcan nacarados mares.
Nieta de Helios.
Embaucadora de serpientes.
Nieta de los rayos multicolores del talento.
Nieta del Sol.
Y de las potencias, que fulgurantes coronan tu testa.
Hechicera de las brumas.
De los castillos roqueños,
de la cárcel de los anhelos.
Del polvo abrasador,
que se agarra a la garganta del soldado necio.
Bruja lunática y alunada.
Sibila de los reflejos y el volátil fuego.
Víctima de un hechizo,
del hechizo que es tener como faro a Jasón.
Mar de sargazos.
Azogada estrella,
de fatídico destino.
Mártir sin tregua,
nimbada de estrategia.
Calculadora y bella.
No hay guerra que no avive tu colosal ingenio.
Te apiadaste de Jasón.
De su insigne torso.
De su fornido brío.
Del poder hercúleo
que tú, multiplicaste en él,
con tus maleficios.
Tu araste en él,
con la clarividencia,
de tu herido tesón,
del borbotón carmesí de la lanzada de la pasión.
del nido de viboras que dominaban tu pecho.
Te conmovió la Isla de los Pájaros,
el flanco vulnerable que atiende afectos,
sino exclusivo de excelsos y magnánimos.
Cornada de toro manso.
de corniveleta lid,
Medea, te asaeteó Eros,
y con el arrojo que da la niebla de amar,
burlaste a la serpiente que jamás duerme,
porque la pasión nunca descansa y es también insonne,
construyendo para el amado,
mil puentes.
Sin ti los argonautas jamás hubieran sorteado el abismo.
Monte de dichas y desdichas,
de lágrimas fértiles,
de espinosos chaparros,
donde anida la alondra de tu bajo vientre.
Las alas de zarzas que te dio el río del destino
sólo te permitieron volar rasante.
No es somero el surco del arado de los bueyes de fuego,
que Jason,
domino con tu destreza de tu alta cuna,
con el poder de tu calentura.
No es somero el lago negro de tu desdicha,
donde los rojos corales pierden su ira.
Hechicera del Monte Hermoso,
de las cimas de la gloria,
del inframundo y la pena,
del enredo y la puñalada de próximo,
clavada de forma certera, precisa,
como mortal y quirúrgico estilete..
Víctima de la vendetta y la calumnia,
de los pueblos patrios,
de las patrias nuevas,
de una parentela con ansia de corona,
de unas coronas que niegan y reniegan
coronar la altivez de tu magnífica testa.
Delfos y su oráculo te abandonaron
a la suerte de la perniciosa patraña.
Reina, cómplice de las muertes de tu sangre,
de tu traidor hermano,
que quería truncar tu esforzada mala fortuna.
Tu espejo se quebró, en el poderoso tálamo.
Lecho,
Vellocino de Oro,
en el que entregastes tu doncellez,
a quien hizo bramar el león tu henchido pecho.
Latidos purpúreos de terso desvelo.
Red de promesas negras,
velo de negro luto.
Por amor desangrante a Talos.
Sólo por amor.
Por amor abrasaste a Creúsa
y a su devoto padre.
Pira de fatalidad que quebró la antracita de tus ojos de fuego.
Nada más que por amar.
Sólo por amor inmolastes a tus hijos.
al fruto de tu vientre,
a los vástagos de tus entrañas,
del almíbar de tu entrepierna,
ese que un día idolatro Jasón.
Inmolaste lo que él, más amaba.
Sacrificaste su descendencia.
Por la jerarquía que impone
el aguijón del ingrato amado,
el guerrero que incumple promesas.
Por amor te condenaste.
Por necio y ciego amor.
Porque el amor,
hizo añicos, tu poder y autosuficiencia.
La primacía de tu linaje y tu clarividencia.
Y huyendo de las piedras,
las que lanzaban manos viles,
las manos serviles azuzadas por la rastrera envidia.
Las serpientes aladas te llevaron por los aires,
herida de celos,
para salvarte.
Fue el Sol,
del que eres nieta,
quién puso su mano delante de tu amante pulso,
delante de ese amor profundo y traicionado,
que colmó las velas de tu navi para surcar los mares y tu
errar sangriento por mil lugares.
desterrada y acogida
con alaracas y estrépito,
con zahinidad y saña.
Y tu paz llegó,
tras abrazar en los Campos Elíseos,
rodeada de hipocampos y libérrimos carneros,
la inmensa y oceánica eternidad.
Medea del Monte Hermoso,
madre de Medo,
Reina de Atenas,
Reina huida,
encantadora de aspid,
que sólo al morir,
logró el sosiego,
la tranquilidad que le negó el ciego arquero,
que no le menguó con su dardo,
ni un ápice de su inconmensurable bravura.
Del Monte Hermoso y la tierra yerma donde vive el dragón de siete cabezas.
martes, 11 de agosto de 2020
Tiempo de miradas
de ojos delatores
que en el ruedo de nuestro rostro,
se quedan solos,
toreando una vida
que hoy,
nos es adversa.
lunes, 10 de agosto de 2020
Verbos
sólo los vivos articulan fatídicos verbos.
Verbos de rabia, verbos de dolor.
Es un aliviadero la palabra.
Se desangra mi alma,
con los heridos verbos.
No soy sumiso,
porque mi arma es la palabras.
Sólo se vivir en los renglones con rabia.
miércoles, 5 de agosto de 2020
Centellas
cuando la mia intercepta.
Bella e incendiaria perseida.
Agosto de abrasadores vientos.
Canículas que presagian tormentas.
Me derrito en la bohemia buhardilla.
Me aturdo con gélidos combinados etílicos.
Más no se atempera la furia
que ansía aspirar la brisa de tu aliento.
Centellas en las noches de fuego.
Centellas que aspiro locamente
y mi brío, reduce a pavesas.
sábado, 1 de agosto de 2020
Ni el cerrado valle
es química,
pero el amor aunque no lo parece,
se puede forzar.
En los pequeños apriscos,
el amor encuentra,
de modo forzado,
pareja.
Sólo es necesario retirar,
las manzanas de la discordia,
de la vista del infante.
Y sin distracción,
el cándido elige en el purgado estante.
Esa es la clave para forzar la elección de iguales,
juntar a la prole con la cribada sociedad,
con la flor y nata,
tras apartar la fruta sin dote,
sin talento y clase.
Pero como toda máxima,
está, también, tiene sus fisuras
y tiene sus excepciones
y siempre habrá un porcentaje de díscolos amantes,
que no acaten la norma,
ni la regla,
y busque la miel en lo prohibido y distantes,
ovejas para las que no es lo suficientemente alto el aprisco,
ni cerrado el valle.