Me emborracha la perniciosa música,
de la Oda a la muerte de Míster Henry Purcell.
Deseo morir,
eligiendo el escenario,
la partitura,
el ritmo.
La ira no habita en los días fáciles.
Sobrevivir es proeza de necio.
Medimos el tiempo con parámetros yermos.
Sólo la bruma del imaginado incienso,
calma la desdicha de mis pensamientos.
Morir es simple,
pero morir sin surco,
no tiene mérito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario