Abrazamos teorías para abarcarnos, cuando la aceptación, nada tiene de razonamiento. La plenitud es sólo asumir que todo lo que pide, demanda y siente nuestro cuerpo, es natural, y como natural, no necesita ser razonado, porque en la naturaleza no existe la perversión. La perversión, existe en la mente retrograda del que no asume, que no somos iguales, que somos diferentes en las formas de buscar la felicidad, el placer, la posteridad, el amor.
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