No puedo abracar
la tragedia que es vivir
y perder caricia y abrazos.
De nada vale el tiempo
si la tragedia habita
todos los segundos.
Quisiera abrazar
todas las colisiones perdidas,
los roces esquivados,
el amor que no supe ver
y perdí.
Existo y desisto
en esta árida soledad elegida
que me aniquila
en la eternidad sin amor
que es sobrevivir
a la deflagración que es permitir
que se acerquen las caricias,
a un ayer inamovible y estanco
que ya no puede ser.
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