Rastrojos de un dolor que murió yermo.
Lameré las filigranas carmesís de tu tortura.
Retendré en mi mente tu tatuado pesar.
Plúmbeas mariposas que brotan de las fauces de un dragón.
Te querré almibarado, como se quiere a los que ya han partido.
Sólo quedaran las huellas, de tu existir desafortunado.
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