y florecen los almendros.
Ya no hay mañanitas
de niebla ni en febrero.
Yo dolores no tendría,
si no me hubieras lastimado.
Yo al sol estaría
si la herida de mi pecho
por ti no me tuviera postrado
Todo el día, yo lloraba,
toda lluvia era poca.
Y dices que yo ya no te quiero
y te digo, que yo no quiero tormentas y líos,
que amar es clara mañana
en la que el amado con su abrazo te quita el frío.
El lobo vino a mi cama,
por el sangrar de mi herida
y cuando ya estaba a mi vera,
me dijo, que tú ya no existías.
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