que a cada paso nos acecha.
Es muy frágil la felicidad,
son volátiles los segundos de gloria.
El brioso corcel del placer
rápido nos descabalga.
Tras apretar contra el paladar la jugosa uva
y sentir en dulzor de su néctar,
la parra nos aleja los racimos de la dicha
y la taimada zorra nos susurra al oído,
ya están verdes los racimos
porque ya no los alcanzas.
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