en la cárcel del comedimiento.
Infernales cautelas
que me arrasan
en la gélida altivez
de mi control.
Me niego amar.
Reniego del amor.
Me derrumbo
en los angostos pasillos
de mi atiborrado intelecto,
frases expiatorias
y helicoidales tormentas sin placer.
Desierto de frialdad,
gritos contenidos
que impiden el sabor de tus labios.
Me pierdo
y se pierden los días
y las horas de sol.
Gélida altivez,
gélido autocontrol,
gélido erial sin placer,
sin dolor.
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