Lloran las tejas lentas, cansadas.
Se guarece el gorrión.
Tiritando bajo el alero.
Ya no tiene nido.
Ya no tiene árbol.
Lo ha cortado el hombre.
Un capricho más.
Una cadena de asesinatos más.
Tras el árbol, cien gorriones, un águila, mil margaritas y diez ciempiés.
Todos han sentido la perdida.
Todos han llorado por él.
Todos han pasado hambre.
Y al final han muerto como él.
Yo como humano y consentidor soy igual de asesino y de belleza soy un descalabrador.
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