Lo radical vende porque se escora y retrata,
porque huye de la tibieza,
de la molicie,
de la indolencia,
del letargo añejado que confundimos con buena educación.
Nos pierden las buenas formas y nos perdemos en los ambages.
Damos rodeos para definir y nos perdemos en el rodeo.
Al pan, pan y al vino, vino.
Palabras que buscando no herir, nos desorientan y nos despeñan.
Muerte a lo políticamente correcto y al discurso de la sutileza.
Llámame por mi nombre que en la claridad los iguales sin fisuras se atraen, entienden y reconocen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario