Duermen mis sueños con lo ojos muy abiertos.
Niños impacientes que las caprichos desvelan.
Son tantas las puertas abiertas que me atenaza cruzarlas.
El temor de la sacudida que sería, ver cómo se cierran tras atravesarlas.
Agitados todos los miedos, es difícil soñar con calma.
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