sábado, 12 de agosto de 2017
Una estrella en las perseidas de San Lorenzo
Es un sufrimiento enorme ver sufrir.
Sentir la respiración lenta del ser que tanto has amado.
Sentir la lívida palidez.
Escalofríos que abren la puerta del no retorno.
Mi mano acaricia la mano inerte.
La mirada perdida en el lejanísimo horizonte.
Ira inútil que lame lacerante mis entrañas.
Minutos eternos que cortan los hilos que nos atan a la vida.
Vida de mi vida, vida de mi amor.
Nada es para siempre, pero mientras estés aquí a tu lado estaré yo.
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