lunes, 2 de julio de 2018
Profanar tumbas
Las reglas posibilitan la convivencia, los límites la preservan, no todo es posible y no decir que no a tiempo, supone ser avasallado por quien se cree con todos los derechos y ninguna de las obligaciones.
El sectarismo marca el liberticidio, el considerar que una vez preservado nuestro amplificado derecho de parte, poco importa el del que disiente o no piensa igual.
Siempre hemos vivido en la contienda de bandos, siempre en el tablero de la vida se ha competido por el poder, guerras de reinos, guerras intestinas para lograr reinar. Iguales que tras medirse tienen tratos diferentes, los míos, los tuyos y la ingente masa de volubles peones que está enmedio.
Los nuevos faraones intentan eliminar escudos de la inamovible historia, borrar hazañas, cambiar calles, profanar las tumbas de los próceres patrios que no les hacían gracias. Quemar bibliotecas y ametrallar en plaza pública al que no jalea la consigna del grupo hoy imperante. Borar para poder imponer la ignorancia y borrar las ignominias de nuestra casta.
Ya los franceses en 1801 profanaron las tumbas de los Reyes Católicos en Granada, las profanaron y con sus despojos hicieron chanzas. No hay nada nuevo bajo el sol, y el invasor suele aventar cenizas patrias pensando que borrará de ese pueblo sus hazañas.
Vivimos tiempos de fanatismos, de soflamas y arengas que reclaman para la parte, favores que niegan al contrincante. Y así es imposible jugar, las reglas del tablero son precisas e impiden que uno abuse al intentar vencer, pues en resumidas cuentas todo es competitividad, competitividad que desde tiempos ancestrales está escrita de modo indeleble en nuestro ADN, códigos de los que nada nos hemos alejado, pues nuestra Cultura Occidental, en cada nueva generación que nace, tiene que volver a sembrar, a abonar, a regar ese legado, pues sin plantar la semilla del respeto se desanda todo el progreso y el estado de la solidaridad, que nos da entidad como civilización se aventa, para dejar paso al erial tiranicida del que subyuga con las malas mañas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario