viernes, 3 de agosto de 2018
Servil
Ser servil es algo innato, que se arraiga en nuestros códigos éticos, nada más nacer, Hombres tibios, indolente, serviles, prestos a lamer la áspera bota, del que consideran por rastreros, que detenta el poder.
Nacidos bajo la extraña estrella de la sumisión, nacidos siervos, esclavos del señor de turno, del mezquino brillo del vulgar que en ese instante detente el cargo de líder del puntual desorden, del caos del momento, del vulgo que necesita cabeza y en ese momento, en ese instante se siente con esa fugaz primacía, de representar a la cohorte de los cainistas, de los que hambrean brillo conferido.
Gudena, sabía de serviles, de arrastrados, de testas coronadas por el estiércol de la traición, del oportunismo, de la ausencia de ética, de la nociva toxicidad de quien cifra su gloria sin destellos, en ser tropa momentánea, del que porta el saquito del dinero, con el que compra el instante refulgente de la inmerecida preeminencia.
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