El viento no se lleva ya mis palabras, mis pesares de plomo.
El agua hiere y orada la roca, es sino de llanto, herir.
La palabra de Dios es abrupta, es clara, precisa y fuerza a pensar.
Carne de nuestra carne, nombrados por nuestro afecto, nombrados por necesidad.
Soluciones sin opción, opciones que no conducen a la solución.
Laberinto de hipócritas, de traidores, de hetairas.
La palabra de Dios no es plomo, pero si no la cumples te impide volar.
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