sábado, 7 de marzo de 2020
El tiempo finito no permite veleidades
Es imposible ser lo que no se es, amar lo que se aborrece. La eternidad no existe y el tiempo finito no permite veleidades. Nos parapetamos tras la coraza de la virilidad, esperando que tras ella se diluyan las emociones, el indómito amor, la pasión entre iguales. Somos la tragedia de lo que no asumimos, la aberrante obcecación por ser quien no somos, ni seremos. Es dulce la sangre de las conquistas, pero un reino no es sólo rendición, de un reino siempre esperas amor.
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