En la inmensidad, uno deja de ser.
Nos ahogamos en el infinito,
partículas insignificantes
que engulle el océano.
El viento borra nuestros pasos,
la maleza nuestro camino,
el olvido las proezas
y el fuego nuestras letras.
Si yo no te quisiera no existirías
en este maldito valle de tiempo finito.
La muerte todo lo achatarra.
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