sábado, 20 de marzo de 2021

Yacer


Le habían cortado el pelo a trompicones, era un poema su desatino y su altanería. Loco empeño en proyectar una hidalguía que en su ralea nunca habían poseído.
El amor se dispensa de modo aleatorio, ni se pide permiso para ello, ni es consentido. El amor aterriza en nuestras vidas con estrépito, como elefante en una cacharrería. Nadie le previno sobre aquella catástrofe, sobre cómo una trivial caricia cambia la trayectoria de la bala que nos estaba matando, como una mirada nos redime y nos salva de la fatalidad que es yacer, con quién con su toxicidad nos mata.
 

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