en la palabra escondida
que tú sólo sabes comprender.
Conoces mis temores
y aún así me amas.
Siento miedo al zarpo
de la lengua bífida,
a su malignidad.
Cuento estrellas
en la noche cerrada,
cuando nadie me ve.
Las cuento en silencio,
porque temo al ladrón,
al que se alimenta insanamente
robando la ajena felicidad.
Herederos de Caín,
a los que no hay que despertar.
En la levedad están mis caricias,
en las palabras escondidas,
en la caja fuerte de mi corazón,
que sólo está a tu merced.
No hay comentarios:
Publicar un comentario