en la alocada fiebre
que me da el amor.
Traspongo a tu persona
los ideales de mis sueños,
te visto con el oro del toisón.
Polvo de estrellas
llena de destellos
la postrada llanura
que se extiende a tus pies.
Ámame con la locura de los instantes,
segundos atropellados
por el latido unísono
de nuestro imbricado corazón.
Placeres de un invierno
que fuerza a buscar calor.
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