En la distancia
sólo es posible
comunicarse con palabras,
la piel nada cuenta.
Nos desvivimos
por lo que anhelamos.
Detestamos
lo que ya poseemos.
Tropezamos
en el mismo pedernal
por el vicio
que no reprimimos.
Renglones
para ganar guerras
en las que no derramamos
ni una gota de sangre.
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