era una sublime caricia
el silbido de las eses,
en sus carnosos labios
de jugosa fresa.
Palabras que besan,
cuando brotan del almíbar
de la boca del amado
y como hilo
de roja pasión
dibujan arabescos,
en el aire saturado
de deseo.
Amor que rinde
torres de hielo
y allana precipicios,
venciendo abismos,
para posar
en la frente
del elegido,
un simple beso.
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