Cuando decimos debería dejar de sufrir, deberíamos poner fin a sus días.
En realidad queremos decir, nos molesta verle sufrir y si desaparece deja de molestar.
No esta escrito el mañana, pero nosotros por comodidad queremos escribir su fin hoy.
Sin dar la oportunidad de luchar, sin darles el amor que necesitan para la lucha.
Sociedad que da la espalda a la decadencia sabia de los últimos días.
Sociedad egoísta que se jacta de que asesina por piedad.
Déspotas que sin saberlo llevan peinados provincianos.
A veces estar a la última es estar el último.
Designios que recolocan a la avanzadilla en retaguardia y a la retaguardia en avanzadilla.
Tontos que en su empeño en tildarse, se tildan con lo más vulgar aconsejados por la necia soberbia.
Nombres ilustre, nombres que ilustran.
En los términos justos, en los justos términos.
Etiquetas para identificar, etiquetas con las que queremos que nos identifiquen.
Cauces deseados, cauces forzados.
Uno solo es dueño de si mismo y no sin forcejear con un entorno que nos lo quiere impedir.
Los buenos solo pueden ser débiles.
Estropicios de generosidad.
Bajo el amparo de las arquivoltas.
Reino libre de intrigas.
Lupanar de herederos.
Traidores de muro sin vanos.
De dolor de entrañas vacías.
De viciador cíngulo de miserias.
Corona de gemas toxicas.
Corona de espinas regias.
Corona que en el amor esclaviza.
Trono que de penurias te colma.
Es tan fácil crear cismas en vuestras enjauladas vidas.
Reinas bufonas de cuatro calles, de micriparcelas.
Reyezuelas de la pestilencia y los afeites baratos de los bazares chinos.
Morsas encaramadas en resistentes tacones para en el empinado star algo ser.
Buches de colorinches y moños fritos y huecos, que adornáis con los huesos de vuestras victimas.
El canto de los sirénidos me arrastrará a la muerte.
Entre columnas basálticas y graznidos de gaviotas carroñeras.
Seré fiel toda la vida, fiel a tu infidelidad.
Depredadores nimios que en el hurto en grupo prosperan.
Sombra de múltiples, que multiplica su maldad en la virulencia trazada.
No deja de tañer el bronce ante tanta muerte.
Aunque nos dispersemos para hacer más difícil la diezma.
El mal aun en la dificultad, siempre diezma.
Son las escusas los salones previos a la traición.
Lamparas de distorsión para las meretrices mañosas.
Pinacates de las obscuras urdimbres.
En el remate apuntado de la parte más alta hondeará el sucio trapo de la pindonga.
Tropas callejeras de pringue y vagancia.
No querer ver es una forma de apoyo al travestista.
Grajos enharinados que en falsía quieren llevar la rama del olivo de la paz.
Bajo la pesada y opresiva negrura, el atisbo de luz de un pobre firmamento.
Noche de ausente luna y frío polar.
Suena el regato bajo la ventana, cascabeles de gélida plata.
Tararea el viento silbando entre las tejas secas del llanto de ayer.
Sin luna la gata llora en su extenuante celo de hambre y deseo.
Sinfonía de miedos y crujir de vigas, en los enormes desvanes de las manzanas.
Sueño en la noche oscura con el perdón de mis desafueros, con el perdón de mis lastrantes devaneos.
Es mi brújula en la noche vengar y solo vivir para poder vengar las afrentas de necios que me hicieron ayer.
Personas irritantes.
Actitudes irritantes.
Marros con ínfulas de estrellas, que en su ansia son irritantes.
Crecen los enanos y las focas se vuelven putas.
Asma de sarasa, loquita por buscar macho fuera de casa.
Vieja alcahueta y fea por dentro y por fuera,
Delirios de estiércol.
Familia unida en la vulgaridad y los aspavientos.
Lejos llega su hedor, lejos se va uno por su zafio hacer.
Brillos al atardecer.
Una vida de logros.
De acumular destellos.
Alhajas para la oscuridad.
Estrellas de las horas bajas.
Gemas frías que en la senectud dan calor.
Amor a las alhajas, me aman porque tengo alhajas.
Conciliabulos de engranajes que se engrasan en el favor.
Castillo roqueño de aislamiento y protección.
Soy el rey porque tu lo dices.
Pero las fauces de la muerte no lo creen.
Nadie está siempre vivo.
Nadie está siempre contento.
Nadie ha estado siempre muerto.
Te he puesto la cruz de San Andres.
Cruz que no solo vale para crucificar.
Cruz que vale para marcar.
Y en la marca reconocer a quien a mi vida no hace ningún bien.
A pesar del dolor, es extremado el placer que da brillar.
El brillo nunca es casual, lo casual es nacer con cualidades para el brillo.
Sudores por tallar, sudores por ser la talla sin par.
Detrás de ti el potente sol y su constelación de destellos que te nimba y orna.
Visiones a primera hora, a las claras del día que a tus pies y espalda se rinden.
Silueta de virgen, altar abierto, chorro de luz celeste que inunda y diviniza la piel del tenso tambor, de tu mundano vientre.
Placeres carnales de raso humano, momentos terrenos que rozan las nubes del divino cielo..