Detrás de ti el potente sol y su constelación de destellos que te nimba y orna.
Visiones a primera hora, a las claras del día que a tus pies y espalda se rinden.
Silueta de virgen, altar abierto, chorro de luz celeste que inunda y diviniza la piel del tenso tambor, de tu mundano vientre.
Placeres carnales de raso humano, momentos terrenos que rozan las nubes del divino cielo..
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