El pueril, efímero y doloroso aguijón del amor.
Ya no tengo ganas de ti.
Bello gorrión cuya muerte lloré quince años.
Sanaron ya las llagas de mis labios de tanto doloroso beso.
Remonto el caudal de mis recuerdos y solo recuerdo desdicha y decepción.
Amé a mi enemigo y nunca su alma cambié.
Él a mi si me cambio, trasmuto mi candidez en recelo y frialdad.
Y hoy pago el desamor con una elegida soledad.
Por eso enemigo del alma hoy ya no tengo ganas de ti.
Hoy soy un feliz menesteroso de amor.
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