A salvo y sana.
Desenredado el corcel trota libre.
Dolor en el desliar la maraña.
En la búsqueda de la salida.
En el traumático y amedrentador abandono al extirpar.
Todo bien y ya en calma.
Tras el desestabilizador imaginar, mal imaginar y temer.
A salvo esta mi reina en la torre de marfil.
Contando y cantando cuentas de gloria con su hilo de voz rota.
Yo contaré con ellas las mil gracias, que mil veces reitero.
Santos discretos que no rezáis en el santoral.
Sera mi casa vuestro altar.
Velas a los difuntos que desde el cielo han salvado a mi reina.
Sana y salva, salva y sana, cuenta misterios entre las rendidas zarzas.
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