Son tantos los monstruos que habitan mi alcoba.
Que pueblan mis sueños.
Alimañas que llegaron a mi vida muy pronto.
En la más tierna infancia.
En el albor de mi primera mañana.
Nunca estoy solo.
Siempre estoy mal acompañado.
Sueños tóxicos en los que descansar es una quimera.
Pero nadie lo sabe porque solo a solas ellos afloran.
Ellos afloran para impedir que olvide.
Para recordarme que las deudas no vencen.
Y que urda el cobro.
Porque solo se olvidan las deudas cobras.
Solo desaparece de mis sueños el monstruo muerto.
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